Se recomienda llevar a tu hijo al dentista por primera vez tan pronto como le salgan los primeros dientes, generalmente alrededor del primer año de edad. Esto ayuda a establecer buenos hábitos de cuidado dental desde el principio.

Prepara a tu hijo hablándole de manera positiva sobre la visita al dentista, usando términos amigables y explicando el proceso de manera sencilla. Puedes practicar el juego de contar sus dientes en casa para que se sienta más cómodo.

Para reducir el miedo, el dentista pediátrico utiliza enfoques amigables, explica los procedimientos de manera comprensible y permite que el niño explore el entorno antes del tratamiento. También se pueden utilizar técnicas de distracción y recompensas.

La sedación se utiliza en casos de tratamientos extensos o procedimientos invasivos. El dentista evaluará la necesidad basándose en la salud del niño y la complejidad del procedimiento, siempre priorizando la seguridad.

La prevención es clave en odontopediatría para evitar problemas dentales futuros. Se enfoca en educar a los padres y niños sobre la higiene oral, dieta equilibrada y revisiones regulares para detectar y abordar problemas a tiempo.

El uso de frenillos se recomienda cuando hay problemas de alineación dental o mandibular. El ortodoncista evaluará la necesidad en base a la estructura dental del niño y el desarrollo de sus mandíbulas.

Cuida los dientes de tu bebé limpiándolos con una gasa húmeda o cepillo de dientes suave. Evita darle líquidos azucarados antes de dormir y fomenta hábitos saludables desde el principio.

El tratamiento varía, pero puede incluir obturaciones, pulpotomías o extracciones dependiendo de la gravedad. Es crucial abordar las caries temprano para prevenir complicaciones.